John Calhoun Deagan, nacido en 1853, fue bendecido -o maldecido- con un "oído de oro". Al principio de su carrera musical, tocaba el clarinete en una orquesta en la que también había un glockenspiel desafinado. A nadie más parecía molestarle, suponiendo que así es como se supone que deben sonar los glockenspiels, pero a J.C. Deagan le irritaba cada vez que se utilizaba. J.C. se llevó el instrumento a casa, quitó algo de metal de las campanas y devolvió el glockenspiel. Se corrió la voz de que J.C. podía mejorar el sonido de los glockenspiels, y luego de las campanas de los relojes de pie. Con el tiempo, J.C. Deagan se dedicó a tiempo completo a fabricar glockenspiels, xilófonos y marimbas mejorados. Se estableció en Chicago en 1897 como J.C. Deagan Musical Bells.

A medida que el siglo XIX se convertía en el XX, los carillones de estilo europeo se importaban a Norteamérica. Cuando J.C. los escuchó, su "oído de oro" se sintió de nuevo ofendido. Estaba convencido de que la forma tradicional de la campana nunca sería adecuada para las interpretaciones musicales. J.C. probó otras formas y se decantó por tubos de bronce capaces de proyectar los niveles sonoros de las campanas tradicionales, pero con tonos armónicos más agradables musicalmente.

J.C. Deagan siguió innovando con sus carillones. Tomando prestada la tecnología de la industria telefónica, en rápido crecimiento, J.C. alimentaba sus timbres eléctricos con generadores de corriente continua de 48 voltios accionados por un motor de corriente alterna. Al principio, sus instrumentos sólo se podían tocar desde un teclado eléctrico, pero pronto J.C. adaptaría mecanismos al estilo de los relojes de pie para hacer sonar la hora automáticamente. Finalmente, un reproductor automático de rollos de música, similar a los utilizados en los pianos autoejecutables, añadió conciertos musicales al programa diario de timbres. Otra innovación notable fue un sistema de apagadores eléctricos que impedían que las notas se solaparan al tocar las campanadas.

J.C. Deagan era un firme partidario de utilizar el tono A=440 como estándar universal. Al principio de su carrera, fabricaba sus instrumentos de percusión afinados según los diferentes estándares de afinación utilizados en las orquestas de todo el mundo. Con el tiempo, la empresa Deagan sólo fabricó instrumentos en A=440, lo que redujo el reto de construir y almacenar instrumentos de múltiples tonos. Los carillones de torre Deagan se fabricaban tanto en A=435 como en A=440. El tono de cualquier carillón se puede encontrar estampado en el tubo de la nota A.

Tras el fallecimiento de J.C. Deagan en 1934, el ingeniero de la empresa Henry Schluter continuó su trabajo, introduciendo la afinación quintamónica armónica patentada de los carillones en 1939 en la Feria Mundial de Nueva York. Los carillones tubulares originales de J.C. Deagan, afinados simplemente recortando su longitud, sólo permitían tocar melodías de una sola nota. La afinación armónica permitía tocar acordes, tanto mayores como menores. Los nuevos carillones afinados armónicamente se reconocen fácilmente por sus superficies exteriores festoneadas, en lugar de rectas. Con la afinación armónica, los mecanismos de amortiguación inventados por J.C. Deagan se utilizaban para evitar que los numerosos tonos de larga decadencia se convirtieran en un estruendo cacofónico.

La empresa J.C. Deagan fabricó más de 440 campanas de torre entre 1917 y 1958. Los sistemas iban de 1 a 97 campanadas; los tamaños más comunes eran de 10 y 16 notas. Se conservan aproximadamente 300 campanas de torre Deagan, más de un tercio de las cuales siguen sonando en la actualidad.